La mayoría de los hermanos discuten la mayor parte del tiempo, y es algo normal, pero estas peleas generalmente son luchas de poder y de celos.
Los celos son un estado afectivo, de carencia, que en los niños se caracteriza por el miedo a sentir o creer que el amor de sus padres está siendo reducido. Los celos afloran en cualquier edad
En nuestras familias es habitual que la relación entre hermanos responda al lugar de cada uno al nacer. Sin darnos cuenta a veces, muchos padres promovemos la competencia, lo que hace que se detone la rivalidad. Ante ello, entre hermanos se tiende a ridiculizar lo que uno tiene de virtud y los otros no. Se desacredita o miente sobre cosas o actos que hace uno de ellos, pero se es incapaz de asumir las propias responsabilidades. En el espacio familiar la agresión traducida en el pellizco, empujones va generando una lucha permanente por ganar la aprobación y atención de los padres. La devaluación y estigma del hermano victimizado se traslada después a otros ámbitos de la vida.
Investigadores italianos analizaron el comportamiento de 195 niños de entre 10 y 12 años cuyos hermanos eran cuatro años mayores o menores.
Los niños con hermanos mayores eran más propensos a ser intimidados por ellos en su casa. Y es que los hombres que eran los primeros de sus hermanos, eran más propensos al maltrato, sin importar si sus hermanos menores fueran hombre o mujer. Las mujeres que eran las mayores dentro de su familia, en cambio, intimidaban menos y si lo hacían la razón estaba más vinculada a su calidad de la relación que a ser la más grande.
Es probable que las hermanas mayores sean criados para ser las responsables y protectoras hacia sus hermanos menores. Los hermanos mayores tienen más probabilidades de mantener su jerarquía y tratar de dominar estas relaciones y mantener esto con el acoso diario. Es allí donde radica la importancia que tenemos como padres siempre estemos vigilantes y pendientes de la manera como nuestros hijos juegan y como nuestros hijos se relacionan entre sí, independientemente del lugar que ocupen en la familia.
Es importante resaltar la condición de autismo dentro del hogar ya que cuando un niño en la familia padece de autismo, puesto este niño puede tener un hermano que lo ayude y se constituya en su base y pilar emocional , que estará a su lado incondicionalmente y es un aliciente para nosotros los padres sentir que se hacen hermosa compañía.
No obstante esta hermosa tarea se convierte en un drama cuando se ven enfrentados a las burlas y el señalamiento de sus hermanos ya sean mayores o menores. Los niños de hoy en día tienen una malicia que antes tardaba mucho en hacer su entrada, ahora los medios de comunicación han ido acabando con la inocencia, sumado a padres ocupados que redujeron su tiempo familiar y escuelas permisivas donde la educación en valores se ha quedado rezagada.
Aqui estan algunos tips para evitar las peleas y los celos en el seno familiar y llevar una mejor y sana convivencia:
1.Tratar a los hijos según su carácter y temperamento individuales, pero amarlos con la misma intensidad. Procurar satisfacer las necesidades particulares de cada uno.
2.No hacer comparaciones entre los hijos para evitar la rivalidad y la envidia. Descartar el empleo de frases tales como “tu hermano/a es más responsable que tú”, “aprende de tu hermano/a”, “si fueras como tu hermano/a”, “solo tu hermano/a me ayuda”, etc.
3.En un conflicto o pelea no debemos tomar partido por ninguno de los hijos. Conviene guardar distancia y permanecer al margen cuando la situación no muestra peligro. También se les puede preguntar lo que sucede para entender por qué se están comportando así. Si se considera que ellos solos pueden resolverlo, apelando a la generosidad y capacidad de reconocer la verdad, es bueno permitirles que lo hagan; de lo contrario, se debe actuar con imparcialidad ayudándoles a reflexionar.
4.Dar atención personalizada a nuestros hijos. Esto quiere decir que papá y mamá deben conceder tiempo a solas a cada uno de ellos. No dejar pasar los momentos en que les puedan felicitar por una tarea bien hecha, o demostrar confianza por una gestión encomendada para fortalecer su sentido de la responsabilidad. Por otra parte, debemos corregir individualmente a los hijos, con cariño, comprensión y firmeza. No se debe hacer quedar mal a los hijos/as delante de los demás, porque sienten humillación e ira.
5. No dar responsabilidades extras al hijo éste es un error que ocasiona tensiones y conflictos. Es bueno que los hijos mayores nos apoyen, pero los padres deben saber que la educación y protección familiar es su responsabilidad.
6.Promover situaciones de ayuda y colaboración entre hermanos: apoyarse en tareas escolares; hacerse cargo de algo en común, como cuidar una planta o mascota, ahorrar conjuntamente para un mismo proyecto…
7.Las normas de disciplina deben ser pocas pero firmes y claras e iguales para todos. Por ejemplo: los horarios de comidas, deberes y sueño; el orden y la limpieza.
8.Motivar y apoyar a cada hijo de acuerdo a sus aptitudes y capacidades para que todos desarrollen la confianza en sí mismos; pero también animarlos a superar sus limitaciones para que aprendan a vencer las dificultades.
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